11/6/14

Subvención de la Agricultura. Un Boomerang que nos acabará pasando factura.


Todos los días los europeos nos gastamos en subsidios a la agricultura y a la ganadería –repartidos de forma muy polémica ya que los más beneficiados son grandes latifundistas como la Duquesa de Alba o la Reina de Inglaterra- una cantidad con la que podrían vivir millones de personas del Tercer Mundo.
 No es sólo el coste de “proteger” nuestra agricultura, es la miseria e insatisfacción que generamos en otros países del mundo. Si al menos esos subsidios se otorgaran a unas cuotas mínimas de consumo interno, yo seguiría estando en contra pero al menos su daño estaría más contenido. Tampoco se limitan sólo a productos frescos (lo que tendría cierta lógica, por ejemplo un plátano de Canarias incluso si tuviera las mismas características tiene más garantía de frescura que una banana sudamericana) sino que incluye entre
 esos subsidios productos como el azúcar.


Producimos el azúcar más caro del mundo –básicamente porque no es el clima más adecuado para su cultivo- y debido a su mecanización apenas genera empleo. Pero logra sobrevivir con un gran subsidio que lleva a que se acabe cultivando más de lo que consumimos por lo que el azúcar subvencionado por todos los europeos sale a los mercados mundiales. Sudáfrica, como otros países gracias a su clima privilegiado, cultiva gran cantidad de caña de azúcar y aunque la mayor parte sea a mano -lo que da empleo a muchísima gente-, consigue un producto final 3 veces más barato que el europeo. Lo normal sería que nosotros les compráramos a ellos el azúcar -ya que no es un producto que se necesite consumir fresco- y no lo contrario. Pues no sólo no pasa eso, es que el aluvión de azúcar procedente del excedente europeo financiado por cada uno de nosotros, abarata el coste del azúcar mundial y repercute directamente en la salud económica de miles de familias que viven del cultivo y el refinado del azúcar en Sudáfrica. Para colmo, si ellos quieren vender en la UE su azúcar tienen que pagar un arancel del 150%. Y lo peor es que las golosinas hechas con azúcar subvencionado europeo también compiten con empresas similares del Tercer Mundo incluso en su propio territorio. En otros países de ese continente la situación es aún peor: no es exagerado decir que nuestras subvenciones provocan muertes por miseria.
 En lugar de comprar los productos allí donde se produce más barato –el Tercer Mundo-, subvencionamos nuestra agricultura que es la más cara del mundo y con nuestros excedentes les robamos mercado a ellos.

Otro ejemplo: un país agrícola como Ghana tiene en los anaqueles de sus tiendas productos alimenticios importados de la UE. Hay personas que sobreviven con apenas 1€ al día y sin embargo se venden pollos congelados –subvencionados- procedentes de Holanda, ¿no sería más lógico –y más barato- criar a los pollos allí y no crear ese excedente aquí?

Porcentaje de la superficie agrícola de la UE por países:

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Los pobres del Tercer Mundo no pueden salir de su situación porque no sólo no pueden vendernos sus productos agrícolas, incluso a veces se los vendemos nosotros a mejor precio a ellos. Por ejemplo, en República Dominicana hay zonas donde sacrifican a las vacas en lugar de ordeñarlas por nuestra culpa.
 En Europa sobra leche pero en lugar de producir menos, convertimos los excedentes en leche en polvo que se vende por todo el mundo. Es decir, los ganaderos reciben subvenciones de los contribuyentes, la empresa recibe subvenciones a la exportación también pagadas por todos nosotros y la consecuencia de ello es que en las tiendas de República dominicana se vende a precios tan competitivos la leche en polvo europea que ya no se vende leche fresca. Los antiguos ganaderos -los rebaños lecheros locales se destinan mayoritariamente al matadero- arruinados por esto llaman a las latas europeas con la etiqueta del rumiante “la vaca conquistadora”.

Precisamente en República Dominicana hace 10 años se dio el caso de que mientras la UE con sus subvenciones arruinaba a los lecheros locales, el Comisario de desarrollo de la UE mandó 20 millones de € de los europeos como ayuda a República Dominicana con un programa específico de ayuda a los lecheros…¡a la vez que les dejamos sin mercado donde vender les damos dinero para producir! La burocracia de la UE es así: o una parte no se entera de lo que hace la otra o lo que es peor, le da igual siempre y cuando haya fondos.

 Y por supuesto todos los ministros de agricultura de la UE, incluidos los españoles, son responsables: vale que ellos deben defender el interés de los que los votan pero estamos hablando de millones de vidas humanas y del desarrollo de países enteros que no pueden salir adelante para salvaguardar una actividad mínima en Europa que no es rentable por sí misma.

Si reducimos los subsidios que pagamos por producir productos que no consumimos y por exportarlos y a ese recorte le sumamos lo barato que podríamos importar, el beneficio sería enorme. Pero además no es sólo una cuestión económica, ni siquiera humanitaria (sé que con esos argumentos ningún burócrata de la UE se va a conmover), es una cuestión de pura supervivencia. Si les hurtamos la única forma que tienen de prosperar, convertimos a millones de personas en desesperadas: o acabamos con la miseria en el mundo o no podremos frenar la inmigración ilegal ni los argumentos para la captación de terroristas anti-occidentales. Ya sé que esta postura es políticamente incorrecta, más en España donde la agricultura aún es importante y nos quejamos por importar aceite africano –como si fuera malo que el consumidor tuviera diferentes opciones que elegir- cuando estamos encantados de exportar arroz por ejemplo pero somos la puerta de entrada de mucha emigración de personas desesperadas como los que se echan a las vallas de Melilla. Debemos entender que o ellos tienen un futuro o acabarán buscándoselo aquí. Vale que no se lo demos nosotros pero es que se lo estamos literalmente quitando con la exagerada política de subvenciones a
 la agricultura. Deberíamos ser más solidarios pero si no lo somos, ¡al menos seamos inteligentes!