9/2/15

Subir salarios eleva los beneficios empresariales

Según cuentan en el New Yorker, el mes pasado el CEO de Aetna (una empresa de seguros americana) Mark Bertolini, anunció que los trabajadores peor pagados de la compañía recibirían un importante aumento de sueldo así como una mejora en la cobertura médica. Dijo que no era “justo” que los empleados de una compañía Fortune 50 estuviesen luchando por llegar a fin de mes. La decisión la tomó tras un debate que tuvo sobre desigualdad en el que dió copias del libro de Thomas Piketty “Capital en el siglo XXI” a todos sus altos ejecutivos. “Las empresas no son sólo máquinas de hacer dinero“, dijo. “Por el bien del orden social, estos son los tipos de inversiones que debemos estar dispuestos a hacer.”

Desde el  punto de vista de negocio, esto también tiene sentido.  Los empleados mejor pagados tienden a trabajar más duro. El ejemplo más famoso en la historia fue la decisión de Henry Ford, en 1914, de pagar a sus trabajadores cinco dólares al día (muy por encima de la media). Trabajar en la línea de montaje Modelo T era un trabajo desagradable. Una vez que Ford comenzó a pagar mejor, la rotación laboral y el absentismo se desplomaron, y la productividad y los beneficios aumentaron.

En el libro “The Good Jobs Strategy: How the Smartest Companies Invest in Employees to Lower Costs and Boost Profits” de Zeynep Ton analiza cuatro empresas que han forjado su éxito invirtiendo en sus empleados: Costco; Trader Joe’s: QuikTrip, y Mercadona . Todas ellas pagan salarios significativamente por encima de los de sus competidores, y se esfuerzan por conferir a sus empleados dignidad y carrera laboral.

La conclusión es sencilla y lo contaban en el NYT: Después de volver a evaluar la relación entre la gestión de los trabajadores y el beneficio muchos directivos se darán cuenta de que pagar más a sus trabajadores y tratarlos mejor hará realmente que todos estén mejor. Y esto, en efecto, fomentaría una pequeña revolución.

Han pasado ya más de 100 años desde que Ford demostró esta teoría pero quién sabe si los nuevos economistas y empresas mediáticas nos harán ver que repartir la riqueza es bueno para todos, incluso para los accionistas.

20/8/14

Es mejor ser una vaca en Europa que un pobre en un país en desarrollo


La frase del título es la amarga afirmación que hacía Joseph F. Stiglitz en 2006, al constatar que «la vaca europea media recibe una subvención de 2 dólares al día (el umbral de la pobreza, según el Banco Mundial). Más de la mitad de los habitantes de los países en desarrollo viven con menos. Por lo tanto, parece que es mejor ser una vaca en Europa que un pobre en un país en desarrollo».


La crisis agrícola y el subdesarrollo

Stiglitz añadía que «el cultivador de algodón de Burkina Faso vive en un país cuya renta media anual apenas supera los 250 dólares. Se gana la vida penosamente cultivando pequeñas superficies semiáridas. No dispone de ningún tipo de riego y es demasiado pobre para adquirir abonos, un tractor, o semillas de buena calidad. En cambio el cultivador de algodón californiano labra una inmensa explotación de varios cientos de hectáreas con ayuda de toda la tecnología agrícola moderna: tractores, semillas de alta calidad, abonos, herbicidas, insecticidas… La diferencia más impresionante es el riego, el agua que utiliza para este fin está fuertemente subvencionada, por lo que le cuesta mucho más barata de lo que le costaría en un mercado competitivo. Pero a pesar del agua subvencionada y todas las demás ventajas, el agricultor californiano no podría ser competitivo en un mercado mundial justo; además tiene que recibir ayudas directas del Estado que garantizan la mitad de su renta, o más. Sin dichas ayudas, producir algodón en Estados Unidos no sería rentable; gracias a ellas, Estados Unidos es el primer exportador mundial.


Veinticinco mil cultivadores de algodón estadounidenses muy ricos se reparten 3.000 ó 4.000 millones de dólares de subvenciones que les incitan a producir todavía más. Naturalmente, la subida de la oferta provoca una bajada de los precios mundiales que repercute en 10 millones de agricultores en Burkina Faso y otros países de África. En los mercados, integrados a escala mundial, los precios internacionales influyen en los precios internos de los países.

 Cuando los precios agrícolas mundiales caen debido a las enormes intervenciones estadounidenses y europeas, los precios agrícolas interiores también bajan y esto afecta a todos los agricultores, incluso a los que no exportan y sólo venden en su propio mercado. Y la reducción de los ingresos de los agricultores implica una reducción de los ingresos de todos los que abastecen a los agricultores: sastres, carniceros, tenderos, peluqueros... Todo el mundo sufre las consecuencias en el país. Esas subvenciones seguramente no tenían por objeto hacer tanto daño a tanta gente, pero esta situación era una consecuencia previsible.


Lo que supone que las medidas temporales de compra masiva de alimentos en países cuya producción agrícola se ha arruinado sólo pueden empeorar la situación si no se acompañan de un análisis y medidas para ayudar a la reconstrucción de la agricultura.


A unos, en efecto, se les persigue, más allá de la caridad de un día, con la dura ley del mercado y la imposición de las políticas del FMI y del Banco Mundial, que desmantelan los Estados prohibiéndoles apropiarse de sus recursos mineros; y a otros, si se niegan a entregar sus recursos, se les imponen la guerra y la desestabilización. Si se niegan, se emprenden contra ellos «separatismos», se orquestan campañas mediáticas que claman contra las dictaduras y se crean las condiciones ideológicas del derecho de injerencia -el deber de injerencia-. Es este orden internacional, el de un imperialismo sumido en una crisis profunda, lo que hay que reconsiderar.

11/6/14

Subvención de la Agricultura. Un Boomerang que nos acabará pasando factura.


Todos los días los europeos nos gastamos en subsidios a la agricultura y a la ganadería –repartidos de forma muy polémica ya que los más beneficiados son grandes latifundistas como la Duquesa de Alba o la Reina de Inglaterra- una cantidad con la que podrían vivir millones de personas del Tercer Mundo.
 No es sólo el coste de “proteger” nuestra agricultura, es la miseria e insatisfacción que generamos en otros países del mundo. Si al menos esos subsidios se otorgaran a unas cuotas mínimas de consumo interno, yo seguiría estando en contra pero al menos su daño estaría más contenido. Tampoco se limitan sólo a productos frescos (lo que tendría cierta lógica, por ejemplo un plátano de Canarias incluso si tuviera las mismas características tiene más garantía de frescura que una banana sudamericana) sino que incluye entre
 esos subsidios productos como el azúcar.


Producimos el azúcar más caro del mundo –básicamente porque no es el clima más adecuado para su cultivo- y debido a su mecanización apenas genera empleo. Pero logra sobrevivir con un gran subsidio que lleva a que se acabe cultivando más de lo que consumimos por lo que el azúcar subvencionado por todos los europeos sale a los mercados mundiales. Sudáfrica, como otros países gracias a su clima privilegiado, cultiva gran cantidad de caña de azúcar y aunque la mayor parte sea a mano -lo que da empleo a muchísima gente-, consigue un producto final 3 veces más barato que el europeo. Lo normal sería que nosotros les compráramos a ellos el azúcar -ya que no es un producto que se necesite consumir fresco- y no lo contrario. Pues no sólo no pasa eso, es que el aluvión de azúcar procedente del excedente europeo financiado por cada uno de nosotros, abarata el coste del azúcar mundial y repercute directamente en la salud económica de miles de familias que viven del cultivo y el refinado del azúcar en Sudáfrica. Para colmo, si ellos quieren vender en la UE su azúcar tienen que pagar un arancel del 150%. Y lo peor es que las golosinas hechas con azúcar subvencionado europeo también compiten con empresas similares del Tercer Mundo incluso en su propio territorio. En otros países de ese continente la situación es aún peor: no es exagerado decir que nuestras subvenciones provocan muertes por miseria.
 En lugar de comprar los productos allí donde se produce más barato –el Tercer Mundo-, subvencionamos nuestra agricultura que es la más cara del mundo y con nuestros excedentes les robamos mercado a ellos.

Otro ejemplo: un país agrícola como Ghana tiene en los anaqueles de sus tiendas productos alimenticios importados de la UE. Hay personas que sobreviven con apenas 1€ al día y sin embargo se venden pollos congelados –subvencionados- procedentes de Holanda, ¿no sería más lógico –y más barato- criar a los pollos allí y no crear ese excedente aquí?

Porcentaje de la superficie agrícola de la UE por países:

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Los pobres del Tercer Mundo no pueden salir de su situación porque no sólo no pueden vendernos sus productos agrícolas, incluso a veces se los vendemos nosotros a mejor precio a ellos. Por ejemplo, en República Dominicana hay zonas donde sacrifican a las vacas en lugar de ordeñarlas por nuestra culpa.
 En Europa sobra leche pero en lugar de producir menos, convertimos los excedentes en leche en polvo que se vende por todo el mundo. Es decir, los ganaderos reciben subvenciones de los contribuyentes, la empresa recibe subvenciones a la exportación también pagadas por todos nosotros y la consecuencia de ello es que en las tiendas de República dominicana se vende a precios tan competitivos la leche en polvo europea que ya no se vende leche fresca. Los antiguos ganaderos -los rebaños lecheros locales se destinan mayoritariamente al matadero- arruinados por esto llaman a las latas europeas con la etiqueta del rumiante “la vaca conquistadora”.

Precisamente en República Dominicana hace 10 años se dio el caso de que mientras la UE con sus subvenciones arruinaba a los lecheros locales, el Comisario de desarrollo de la UE mandó 20 millones de € de los europeos como ayuda a República Dominicana con un programa específico de ayuda a los lecheros…¡a la vez que les dejamos sin mercado donde vender les damos dinero para producir! La burocracia de la UE es así: o una parte no se entera de lo que hace la otra o lo que es peor, le da igual siempre y cuando haya fondos.

 Y por supuesto todos los ministros de agricultura de la UE, incluidos los españoles, son responsables: vale que ellos deben defender el interés de los que los votan pero estamos hablando de millones de vidas humanas y del desarrollo de países enteros que no pueden salir adelante para salvaguardar una actividad mínima en Europa que no es rentable por sí misma.

Si reducimos los subsidios que pagamos por producir productos que no consumimos y por exportarlos y a ese recorte le sumamos lo barato que podríamos importar, el beneficio sería enorme. Pero además no es sólo una cuestión económica, ni siquiera humanitaria (sé que con esos argumentos ningún burócrata de la UE se va a conmover), es una cuestión de pura supervivencia. Si les hurtamos la única forma que tienen de prosperar, convertimos a millones de personas en desesperadas: o acabamos con la miseria en el mundo o no podremos frenar la inmigración ilegal ni los argumentos para la captación de terroristas anti-occidentales. Ya sé que esta postura es políticamente incorrecta, más en España donde la agricultura aún es importante y nos quejamos por importar aceite africano –como si fuera malo que el consumidor tuviera diferentes opciones que elegir- cuando estamos encantados de exportar arroz por ejemplo pero somos la puerta de entrada de mucha emigración de personas desesperadas como los que se echan a las vallas de Melilla. Debemos entender que o ellos tienen un futuro o acabarán buscándoselo aquí. Vale que no se lo demos nosotros pero es que se lo estamos literalmente quitando con la exagerada política de subvenciones a
 la agricultura. Deberíamos ser más solidarios pero si no lo somos, ¡al menos seamos inteligentes!

19/5/14

La economía y el estomago.

¿Cuánto comes en un buffet libre? ¿Comes hasta que te llenas o un poco más?. Recientemente, unos psicólogos de la Universidad de Cornell, se hicieron esta pregunta e incluso llegaron un paso más allá ¿Comerías más si el buffet libre en vez de 10€ costase 20€? Se supone que uno se llena siempre con la misma cantidad, independientemente de lo que le cueste la comida.

Como el movimiento se demuestra andando y el hambre comiendo, los investigadores trabajaron con un buffet de pizza en Chicago y trataron dos condiciones de precios diferentes: uno a precio normal ($ 6 toda la pizza que puedas comer) y otro a mitad de precio ($ 3). Misma pizza, misma calidad, mitad de precio.

Con el precio normal, los clientes comieron  cuatro raciones de pizza de media. Pero cuando el precio del buffet era la mitad, la ingesta de pizza cayó 27%. La gente sólo  comía tres raciones de media.

Buffet
Fuente: Cornell Food Psicología

Además del consumo, los clientes percibían que la pizza sabía mejor cuando el precio era menor con lo cual se llegaba al absurdo de que con un mayor precio, se consumía más pese a que gustaba menos.

Entonces, ¿Tenemos un estómago que está comunicado con nuestro bolsillo? ¿Con cuánto nos llenamos con 3 o 4 raciones de pizza?. Según los autores del estudio, estos hallazgos son un ejemplo de la paradoja de precios de la tarifa única:

“En  una tarifa plana, los individuos consumen para obtener valor de su dinero en lugar de consumir hasta que han obtenido la satisfacción necesaria”

Así que cuando vamos a un buffet libre no intentamos comer hasta que nos llenemos, intentamos comer hasta que creemos que hemos obtenido una buena oferta, independientemente del sabor de la comida. Comemos hasta que hemos amortizado nuestra inversión.  Esto resulta cuanto menos extraño, ya que se supone vamos a un restaurante a comer no a pensar que vamos a hacer una inversión.

Como véis, la economía nos acaba gobernando logrando cosas tan raras como que la comida nos sepa mejor por el mero hecho de ser más barata y que por esa razón comamos menos. Si hace esto con el hambre ¿que no hará con otras cosas?

28/4/14

La similitudes entre la economía norteamericana y la española

La similitudes entre la economía norteamericana y la española


walmartDurante décadas muchos estadounidenses siguieron una trayectoria laboral que consistía en obtener un empleo con un sueldo modesto, obtener experiencia (y/o pagarse los estudios) y dejarlo por otro empleo con un salario más alto. Wal-Mart, el principal empleador de Estados Unidos, es el típico sitio donde pasaba esto: los trabajadores que dejaban la empresa tras obtener puestos con mejor paga en otros sitios se convertían en consumidores en sus tiendas y la economía del país se beneficiaba. Desde finales del 2007 esto ha cambiado porque las oportunidades de empleos mejor pagados se han reducido enormemente. Eso significa que más trabajadores con bajos salarios tienen que quedarse donde están. El estancamiento que se ha producido está contribuyendo a ampliar la brecha entre los pocos estadounidenses ricos y todos los demás. Los empleos de bajos salarios que eran vistos como escalones temporales se han trasformado en puestos fijos para trabajadores de mayor edad, mejor cualificación y con mayor experiencia.

Según Josh Boak una investigación señala que los puestos que ayudaban a la gente a emerger de los trabajos con salario mínimo hacia la clase media han prácticamente desaparecido durante las tres recesiones que han tenido lugar desde 1991. Eso ha dejado a muchos trabajadores en funciones –sigo con el ejemplo de Wall Mart- de cajero con un sueldo promedio de 9,79$ la hora o en ventas a 10,50$ la hora, empleos que solían ser pasajeros. Cada vez menos adolescentes consiguen trabajos como cajeros y reponedores. Casi un tercio de los trabajadores con bajos salarios el año pasado tenían algún tipo de estudio universitario y es que esos puestos son ocupados cada vez más por adultos, muchos de los cuales pasan apuros para pagar las deudas de sus estudios universitarios o criando a sus hijos. Algunos ya bordean la edad de jubilación. El año pasado, 17,4 millones de estadounidenses de entre 25 y 64 años ganaron menos de 10,10 dólares la hora, que es el salario mínimo propuesto por el presidente Barack Obama (el actual salario mínimo federal es de 7,25 dólares). Las consecuencias de tan bajos ingresos se pueden ver en la tendencia de las ventas al por menor: Para mi la economía real es parte de lo que he descrito en los 2 primeros párrafos (y hay grandes similitudes con España) pero luego están los “otros datos”: Bolsa en máximos, PIB en máximos, patrimonio de los hogares en máximos… si nos fijamos en eso todo apunta a que la primera potencia mundial está viviendo una recuperación sólida de su economía tras la mayor crisis desde la de 1929. Y sin embargo, algo chirría. Y es que el PIB norteamericano está en máximos y la riqueza de los hogares también pero lo uno no podría ser sin los máximos también de endeudamiento y lo segundo sucede porque los precios de las propiedades inmobiliarias vuelven a subir pero sobre todo por los máximos históricos de la bolsa, es decir, sólo afecta a los que tienen patrimonio por lo que la desigualdad no deja de crecer como se puede ver en la cuota de riqueza del 0.1% de la población.

Es más, los Estados Unidos tienen el mayor nivel de desigualdad en los ingresos de cualquier país avanzado según el CIA World Factbook. Aún así, lo peor no es lo frágil e injusta socialmente que está resultado la “recuperación” en la actualidad, para mi lo más grave es que se vuelve a actuar como si no supiéramos que las crisis son cíclicas y que la siguiente ya se está gestando ante la parsimonia de los gobernantes. Y no hay que olvidar que la situación actual tiene puntos muy oscuros por lo que no sólo puede llegar la próxima antes de lo previsto, es que incluso podría ser mucho más grave que la de 2008. De hecho, en este gráfico se valoran los diferentes ciclos económicos de la historia del país y resulta que el crecimiento real de este siglo es el más bajo de la serie por lo que quizás podríamos estar hablando de la decadencia de un modelo más allá de la última crisis:

Pero dejemos el tramposo dato del PIB y vayamos a algo más tangible como el porcentaje de ocupados a tiempo completo respecto a la población total. Sí, ha mejorado desde 2008 pero está en un nivel de hace 30 años

Cada vez menos trabajadores en un país donde el gasto social no deja de aumentar lo cual está muy bien pero todo gasto debe ser correspondido con un ingreso o si no, hay que aumentar la deuda para cubrir el desfase. De hecho, hace unos días el propio gobierno publicó sus perspectivas de déficit a 10 años vista y como se puede apreciar no tienen ningún reparo en admitir que gastarán más de lo que ingresan un año tras otro (y eso que no prevén ninguna recesión en el corto plazo):

Y como se ha podido apreciar, ha sido la tónica durante décadas lo que explica el aumento de la deuda pública (que no olvidemos, cada vez pagará más intereses porque la FED ya ha advertido que subirá los tipos de interés el próximo año).

En resumen, en mi opinión la economía de la primera potencia mundial sufre de graves carencias pero lo peor es lo mal preparada que está para la próxima recesión (esa que por pura estadística ocurrirá antes de 5 años) ya que no tiene planes ni para mejorar las finanzas públicas (eliminar el déficit y reducir la deuda) ni para reducir la desigualdad social creciente. Por supuesto hay otros países que están peor pero la salud de éste es la que, de momento, más afecta a todo el planeta.

2/4/14

¿La única manera de llamar la atención es la violencia?

Mucho, demasiado, se está hablando de los violentos que hace unos días convirtieron el centro de Madrid en un campo de batalla. La “Izquierda Radical Violenta” (IRV en adelante para abreviar), que así ha sido bautizada, con nombre y apellidos, convirtió una protesta legítima y pacífica en una batalla campal que, entre sus muchos efectos, ha servido de excusa para ignorar porqué protestaron más de un millón de personas, porqué hubo personas que cruzaron caminando media España, porqué hubo manifestaciones de apoyo simultaneas en muchas otras ciudades, porqué, en definitiva, existe un movimiento de gente cada vez mayor y de más amplio espectro social, que protesta y que expresa su descontento ante los gobernantes de este país.

Digamos que las acciones de la IRV han logrado atraer todo el foco de atención de políticos, medios de comunicación y expertos de toda índole. Es evidente, que no se puede justificar ningún acto de violencia en una sociedad civilizada y acorde a Derecho como la que vivimos, pero viendo las imágenes me vino una primera reflexión: ¿Cuántos radicales existen cuando hay trabajo, servicios y justicia para todo el mundo?

Por otro lado, vivimos en un mundo que cada vez se desnaturaliza más, que cada vez pierde más los principios y todo ello avalado por quien ejerce el poder. Por ejemplo, tras la publicación del informe anual de Cáritas  estos días atrás, en seguida habló el señor Montoro diciendo que el tal informe era exagerado y no acorde con la realidad. Sea por mala fe o por ignorancia este señor incita, al menos, a la violencia verbal.

Según datos del INE, más de un 32% de los menores de 16 años de este país están en riesgo de pobreza, midiendo como tal, bien hogares con el 60% o menos de la mediana de los ingresas por hogar, bien con carencia material severa (problemas para hacer frente a gastos básicos del hogar), o bien hogares donde los miembros están en desempleo.

Estos datos comparados con los de Cáritas, son aún peores, ya que en ellos, basados en Eurostat, el riesgo de pobreza se sitúa en un 29,9% entre los menores de 18 años. Con lo cual, o desinformado o con mala fe, pero negando una realidad palpable.

Además, cuando el Ministro fue interpelado acerca de la posibilidad de ayudar a estas familias en problemas con la creación de un salario social, medida cuyo coste supondría la mitad del rescate de las autopistas, su respuesta ha sido contundente: dejar quebrar a las autopistas costaría al Estado 3.600 millones de euros. Lo que no nos queda claro es el coste de dejar desamparados a los 700.000 hogares sin ingresos, ya que tampoco apuntó ninguna solución en ese sentido más allá del consabido “trabajamos para lograr el crecimiento ya que lo que erradica la pobreza es el crecimiento y la creación de empleo”.

De hecho, es difícil entender el porqué de un rescate a unas empresas constructoras que hicieron una inversión, erraron en sus previsiones y el negocio ha salido mal. La única explicación, más allá de posibles amistades inconfesables, es una amenaza por parte de las empresas concesionarias de aumentar los niveles de paro con toda su plantilla, de aumentar su presión sobre el FOGASA con estos despidos, etc.. Es incontable la cantidad de empresarios que han sufrido la misma experiencia, cada cual en su escala, desde el que montó una panadería, hasta el que tenía una pequeña fábrica, etc.: ninguno fue rescatado. Las PYMES han sufrido estos años el ritmo más alto de destrucción del que se tiene constancia. Ahora ese ritmo de destrucción se ha frenado, quizás porque efectivamente la economía empieza a remontar, pero también porque quizás no queda mucho por destruir. El caso es que nunca se habló de un fondo de rescate para empresas con problemas, muchas de las cuales funcionaban bien y que vieron su fin por deudas arrastradas, a veces de la propia administración.

Y de esos polvos vienen estos lodos, porque según la ONG Save the Children, también en su informe (PDF),  bajo el lema de “A mí quien me rescata” nos dice que más de dos millones ochocientos mil niños son pobres o están en riesgo de pobreza en este país. Lo que avala la afirmación de Cáritas de que España es el segundo país de la UE con más pobreza infantil, sólo superado por Rumanía.

Lo triste es ver la escasez de medidas para contrarrestar estos datos: ninguna. Es más, se procura mirar para otro lado, ignorar esa realidad (al más puro estilo Rajoi) hasta que surge el estallido de violencia, tras el cual, la IRV es culpada de dinamitar el proceso de recuperación de la economía, de socavar la confianza de los inversores extranjeros y de incitar al estallido social.

De lo que tampoco parecen darse cuenta es de que, al prestar su atención a los violentos, ignorando a los que protestan pacíficamente, vuelven, una vez más, a incitar a la violencia, ya que dan a entender que sólo mediante la protesta violenta consigues atraer el foco de atención; que sólo los violentos consiguen algo, aunque sólo sea que no les ignoren.

31/1/14

Las bancarrotas de España: Somos líderes


El tiempo del rescate en España parece que ya ha pasado, de hecho parece que realmente la economía, lentamente empieza a remontar, quizás no para ti pero si para el país. Sin embargo, y esto es algo de lo que hablan muchos expertos, el tamaño de la deuda pública acarreará graves problemas en un futuro no muy lejano; de hecho estamos en el punto en el que la deuda es tan grande que necesitamos emitir más deuda para hacer frente a vencimientos de la misma, lo cual indica el problema de “bola de nieve” que tenemos ante nosotros.

Esto no deja de ser curioso, porque, aunque sólo sea por experiencia, deberíamos saber gestionar la deuda pública y conocer sus limitaciones y sus peligros como expertos. No en vano somos el primer país emisor de deuda en la historia, así como el primer país que tuvo una bancarrota que motivó el impago de la misma y también el que más bancarrotas ha tenido; todo lo cual nos coloca una serie de medallas que, por suerte, al ser la economía muy poco amiga de la historia, no nos afectan demasiado.

Fue durante nuestro más glorioso siglo XVI, mientras nuestros tercios asolaban los campos de batalla europeos, nuestras finanzas destruían fortunas (también las creaban, sin duda) y, sobre todo, destruían nuestra propia economía, destrucción de la que algunos piensan que jamás nos hemos recuperado.

Y fue Felipe II el que a principio de su reinado se enfrentó al vencimiento de deuda heredada de su padre (está claro que Carlos I le dejó a su hijo unos problemas acordes al poder que le otorgaba), eran los “Asientos”, una especie de bonos, que obligaban a la corona española al pago de un principal más unos intereses en un plazo de tiempo. Y, aunque supuestamente estos asientos estaban respaldados por el río de oro y plata proveniente de América,  en 1557 se declaró la primera bancarrota, donde los más afectados fueron los Fugger. Resulta también curioso que ya desde aquella época los banqueros alemanes comprasen deuda española, obteniendo con ello una serie de ventajas adicionales que les daría más poder o les arruinaría indistintamente. A partir de ese momento, los problemas de la hacienda española se suceden:

En 1519 ya se había avisado suspendiendo pagos del principal de la deuda, aunque se respetaron los intereses. En 1575, otra bancarrota, aún peor. Se procede a una “quita y espera”, supongo que otro invento español. En 1596 tuvo lugar la emisión de los primeros bonos de “Deuda Soberana” acompañados de una nueva suspensión de pagos.

En 1607 tenemos una nueva bancarrota, aunque los años anteriores ya había habido suspensiones de pagos y problemas diversos. En 1627 otra más, que se lleva por delante la mitad del sistema financiero europeo. La procesión continuaría en 1647, 1652, 1662 y 1666.

Ya con los Borbones, tras un periodo de calma propiciada por una generación de políticos medianamente competentes, tenemos la crisis de 1799, cuando cristalizó la desmesurada emisión de los “Vales Reales” en una nueva bancarrota.

En cuanto a nuestro s. XIX, con su colección de grandes gestos y hombres, su tropa de gobernantes innombrables, las guerras contra otros, si los había, y si no, contra nosotros, reyes de ida y vuelta, etc. evidentemente daría muchos quebraderos a nuestra economía. Así, en 1866, tras muchos años de problemas, se produce la crisis del ferrocarril y en 1872, se produce una nueva bancarrota que se salda con la adquisición de las minas de Rio Tinto por parte de los ingleses (al cabo de un tiempo devolvieron las minas pero descubrieron el Jerez). Se cierra este siglo con la bancarrota de 1882. Y por último, la de 1939, en la que la España franquista no asumió la deuda que proviniera del gobierno republicano.

Trece bancarrotas que nos coloca en el primer puesto mundial en este sentido. Bancarrotas que cuentan cómo la historia de nuestro país puede ser explicada por una serie de hechos invariables: pésimos gobernantes, corrupción desmesurada, ausencia de empresarios competentes, analfabetismo e incultura recalcitrante y una sociedad adormecida y aclimatada que sólo es capaz de despertar por hambre y, que cuando lo hace, su propia incultura le lleva por caminos plagados de hechos salvajes hacia el mismo punto prácticamente de donde partió: nuevos gobiernos de políticos igual de corruptos que los anteriores, perpetuidad del sistema de valer más por ser quien eres y no por tus méritos y la terrible incultura que nos lleva a mirar hacia nuestro ombligo mientras nos quejamos amargamente de nuestra suerte y esperamos de la Gracia Divina mejorar nuestro miserable existir.