13/12/13

Lo público y lo privado
El cierre de Canal9 ha reavivado la discusión sobre lo público y lo privado y lo he relacionado con un artículo que leí recientemente que abogaba porque la industria farmacéutica fuera pública ¿el motivo? Los intereses creados, que un laboratorio podría dar con la cura definitiva de una grave enfermedad y no comercializarlo para no perder las ventas actuales y futuras de las medicinas que durante años puede consumir un enfermo crónico. Visto desde esa perspectiva, parece que hay más motivo para nacionalizar la Bayer (y de paso las empresas de cremas antiarrugas, no sea que hayan encontrado el secreto de la eterna juventud y no lo hagan público para poder vender más) que una televisión. Pero no es tan fácil, estamos haciendo una suposición que implica que un empresario privado va a preferir el beneficio económico a la salud pública y parecemos olvidar que las empresas que fabrican tabaco en España –sustancia nociva según nos dice el gobierno- son en su mayoría semi-públicas, y eso es un hecho. Yo no entiendo esta demonización de lo privado/beatificación de lo público que hacen algunos como tampoco lo contrario que hacen otros. Todo depende de la ética y no de la titularidad accionarial: con un buen equipo directivo cualquier empresa podría triunfar siendo pública y con uno malo fracasar siendo privada, la gran diferencia es que a unos los elijen unos políticos a saber con qué criterios y a otros un consejo de administración que busca lógicamente el máximo beneficio. Si Canal9 hubiera sido más independiente, hubiera tenido más audiencia y hubiera costado menos, ¿qué problema hay que fuera pública siempre y cuando ofreciera algo cultural e informativo que no ofrecieran los demás canales? El problema es que en España ¿Cuántas televisiones cumplen esos requisitos?

Por eso para mi el problema no es que haya empresas públicas sino la baja calidad de los partidos políticos españoles que van a acabar controlándolas. Se financian ilegalmente, están llenos de corruptos a los que sus máximos dirigentes toleran, no recortan donde deben (por ejemplo el Senado o la duplicidad diputaciones/autonomías) porque priman su beneficio privado (cargos) al beneficio público, gastan donde no deben (de hecho ellos mismos están endeudadísimos por su mala capacidad gestora) etc. y de nuevo son hechos, no suposiciones. Es decir, el egoísmo, la codicia y en general la falta de ética que se le supone a un empresario privado también la tienen los gestores de lo público, ¿quién me dice que el político que prefiere reducir mamografías que eliminar un coche oficial va a salvaguardar mejor nuestra salud que un empresario que quiere ganar dinero a costa de la sanidad como hace nuestro dentista? ¡Si todavía en España fuéramos a castigar electoralmente a los partidos que demuestren poca ética! Entonces sí habría un incentivo para desear más propiedades públicas pero lo triste es que no es así. Por eso yo no tengo un criterio global a favor o en contra de lo público ya que depende del país, lo que sí sé es que en España, y dado el poco valor que dan los españoles a la honestidad de nuestros dirigentes a la hora de votar –otro hecho, tristísimo pero real-, cuanto más lejos estén los políticos de todo, mejor.

Y repito que no es una cuestión ideológica sino un caso de evidencia empírica basado en la experiencia siendo quizás el ejemplo más claro el de las cajas de ahorros, entidades con la mejor de las intenciones que acabaron siendo, en su mayoría, instrumentos al servicio de políticos y codiciosos, que han vendido productos a sus clientes más nocivos que los de la banca privada y que han acabado costándonos a todos miles de millones de €. No somos conscientes de lo que ha agravado la gestión de las cajas de ahorros la crisis, no sólo por el agujero actual que han generado en las cuentas públicas, es que sin ellas difícilmente habría crecido tanto la deuda local porque nadie hubiera financiado proyectos tan inviables como los que tantos municipios y comunidades autónomas han llevado a cabo Y eso no significa que la banca pública –si sus criterios de gestión son independientes- no pueda ser buena (o una televisión autonómica), significa que en España los políticos que tenemos eligen para sus maniobras partidistas a personajes peores –como se ha visto- que los banqueros privados, no ya sólo como gestores, aparentemente también en calidad ética.