29/11/12

Gratis o miedo: el triunfo de la mediocridad.

Recientemente publicaron en Xataka Ciencia un artículo titulado “El experimento del chocolate o el poder irracional de lo gratuito“, os pego un resumen

En un experimento llevado a cabo por Dan Ariely y presentado en su libro Las trampas del deseo, se vendieron dos tipos de chocolate a diversos grupos de estudiantes escogidos al azar: las exclusivas trufas de Lindt de Suiza y los más corrientes bombones Hershey Kisses.

Las trufas Lindt costaban 15 céntimos (aproximadamente la mitad de su precio al por mayor). Los bombones Hershey, a 1 céntimo. Como era de esperar, los participantes escogieron los Lindt: son de mejor calidad y eran baratísimos. Concretamente, el 73 % escogió las trufas.

Pero todo cambió en cuanto bajaron de precio 1 céntimo a los dos chocolates y por tanto, los bombones Hershey se vendieron a cero céntimos, es decir, completamente gratis. Entonces, el 69 % de los estudiantes escogieron los más corrientes Hershey sencillamente porque eran gratis. Lo cual no tenía una explicación racional, pues el precio de los Lindt continuaba siendo de 14 céntimos de diferencia de los Hershey: en este segundo experimento se había reducido su precio de los 15 a los 14 céntimos

Como veis, solemos realizar un comportamiento racional hasta que ciertos “activadores” llegan y quizás uno de los más fuertes es el de la palabra “GRATIS” que como bien demuestra este artículo, nos vuelve irracional.
Las acciones macroeconómicas (ya sean monetarias, fiscales o reguladoras) tienen como objetivo influir en la conducta, por ejemplo las políticas monetarias cambian los tipos de interés con el fin de influir en la decisión de la población sobre el ahorro o gasto del dinero y los estímulos fiscales incrementan la demanda agregada al darle a la gente más ingresos a corto plazo para que gasten.
Todas estas aproximaciones para gestionar la economía comparten un supuesto común: que la gente, en general, responde racionalmente a los incentivos económicos. Si el precio de un gasto inmediato sube, la gente consume menos inmediatamente. Si la demanda de trabajo aumenta, los contratantes de mano de obra pagarán más y los proveedores de mano de obra trabajarán más. Si los requisitos de capital de un banco aumentan, los bancos pagarán más por el capital, aumentarán los tipos de interés y prestarán menos dinero.
Pero desgraciadamente la experiencia nos muestra que esto no es cierto, en vez de llamarnos animales veamos cuales son los términos usados:

  • Lord Turner (del que hablamos por aquí ya que era el impulsor del impuesto Robin Hood) lo llama “exuberancia irracional y auto reforzada seguida de un colapso en la confianza”.
  • Martin Wolf (Un prestigioso periodista del Financial Times) ha dicho que la economía global “tiende a sufrir drásticos cambios de humor, desde la euforia hasta el pánico”.
  • Robert Shiller (también le hemos mencionado por su índice de precios de la vivienda) ha escrito sobre el espíritu animal.
  • Y por último, aunque realmente fue el primero, Alan Greenspan (este no necesita presentación) destacó el fenómeno de la exuberancia irracional doce años antes de que Lord Turner lo sugiriera
Así que si las personas son irracionales, ¿las políticas y la regulación basadas en la racionalidad van a estabilizar con éxito la economía?.En teoría sí, al menos en la mayoría de los experimentos conductistas, los sujetos son influidos en la manera esperada por cambios graduales en el precio, la oferta o la demanda. Así, una bajada de los tipos de interés llevará, en igualdad de circunstancias, a un aumento del consumo, en teoría.
Y aquí es donde está el problema cuando las cosas van mal, los experimentos de laboratorio no funcionan en la realidad, ya que no cuentan con todos los factores externos. Algo que nos cuesta muchisimo aceptar es que en cierta manera, todos los pensamientos económicos están equivocados, ya que no es lo mismo administrar nuestro dinero que el de un tercero, desde que el estado puede estimular la economía hasta la mano invisible que autorregula el libre mercado. La ideología no sirve para los animales, que es lo que somos.

Como país hemos demostrado que económicamente somos bipolares, con muchas dificultades para movernos de los extremos pese a que la realidad nos diga lo contrario. Hemos pasado en pocos años de la euforia a la absoluta depresión no sólo económica si no también moral y ante este panorama no hay política económica que lo arregle ya que éstas están diseñadas para gente racional. Actualmente tenemos una palabra que nos mueve más que “Gratis” y esa es “Miedo” quizás porque nos sentimos completamente desprotegidos por quienes deberían hacerse cargo de ello.

Por ello en esta situación de miedo, debemos intentar evitar todo debemos esforzarnos para mejorar nuestra actitud ante los diferentes eventos (evito la palabra problemas) que nos surgen en el día a día. Debemos ser capaces de ver a medio (1 año) y largo plazo y valorar la situación actual como un periodo de recuperación, no de crisis.